sábado, 20 de febrero de 2016

En busca del encanto perdido de Montmartre III. Museos

Seguimos con nuestro recorrido por el barrio de Montmartre. Si ya hablamos de los exteriores, ahora toca hablar del interior: los museos. En primer lugar, hay que decir que todos los museos de Montmartre son privados de manera que no son gratuitos (ni siquiera el primer domingo del mes), que no están incluidos en el Museum Pass y que los precios de entrada pueden resultar un poco caros, entre 7 y 12€ normalmente, aunque hay reducciones para estudiantes, discapacitados, parados y mayores de 60 años.

No se puede dar un paseo por el barrio y no visitar el Museo Montmartre. Situado en el número 12 de la rue Cortot, se trata de una antigua mansión (la Maison du Bel Air, la finca más antigua de Montmartre) con jardín en la que vivieron grandes artistas como Renoir, Émile Bernard, Léon Bloy y Francisque Poulbot (que tiene una calle dedicada muy cerca de allí) además de Valadon, Utrillo y Utter. Con una importante colección de obras de Modigliani, Toulouse-Lautrec, Dufy, Savigny de Belay o Renaudin, entre otros, el museo también tiene varias salas temáticas sobre el Montmartre rural anterior a la llegada de los artistas, los cabarets y la Comuna. Además los jardines son preciosos: están decorados como los pintó Renoir. En ellos, hay un pequeño huerto, las viñas recuperadas y una cafetería. 

El museo es precioso, tiene una colección bonita e interesante de obras de arte y también de objetos que recrean la vida en el barrio, como una colección de escenografías de teatro de sombras del tipo de las que se representaban en Le Chat Noir, decoración de los antiguos cabarets y una sala que reproduce un bar.

 Vista parcial del jardín

 Le Moulin de la Galette de Pierre Savigny de Belay

 Imágenes de los antiguos molinos de Montmartre

 Le Chat Noir, símbolo del antiguo cabaret del mismo nombre

Sala que reproduce un bar

Otro de los museos que se pueden ver es el Museo del Erotismo, muy cerca del Moulin Rouge, y que contiene todo tipo de objetos cuyo tema central sea el erotismo y la sexualidad. Los artículos de su colección provienen de los cinco continentes y de todas las épocas y, en él, se pueden encontrar obras de arte popular, útiles de las maisons closes, elementos de la vida cotidiana decorados con escenas eróticas o con formas de genitales e, incluso, obras de arte sacro. Es divertido y diferente aunque, tal y como está la programación de exposiciones en París en los últimos tiempos, parece que los museos llamados serios le están haciendo la competencia.


Si el Museo del Erotismo os ha parecido atrevido, no lo es nada si lo comparamos con el que viene a continuación. Se trata de Les Halles de Saint Pierre, la antigua lonja del barrio ahora reconvertida en museo de arte pop, arte naïf y arte bruto o marginal. Es un lugar tan moderno y extravagante como el Palais Tokyo del que os hablé aquí y aquí. La denominación arte bruto fue acuñada por Jean  Dubuffet en los años cuarenta para hacer referencia a expresiones artísticas de tipo espontáneo e imaginativo, realizadas por personas ajenas al mundo del arte y a los valores culturales tradicionales, con la intención de satisfacer una necesidad interior. Se relaciona, a veces, con el arte naïf porque sus autores no tienen formación académica pero, a diferencia de éste, no se busca un reconocimiento exterior sino satisfacer un deseo íntimo. Por este motivo, se utiliza esta denominación para las obras realizadas por niños, enfermos mentales, discapacitados, marginados sociales... Sus obras son menos refinadas pero más auténticas de ahí que llamaran la atención de muchos artistas que las emplearon como inspiración (buena parte de la obra de Miró, por ejemplo). Muchas expresiones del arte primitivo (que también influyeron en muchos artistas de vanguardia) son, en realidad, arte bruto: son el arte antes del conocimiento del arte. Si deseáis conocer más sobre esta corriente, podéis ir a este enlace.

En Les Halles, nos encontramos con obras que no son del gusto de todo el mundo. Se rechazan la belleza y las imágenes idealizadas así como la organización y la técnica. Al contrario, este tipo de manisfestaciones artísticas son completamente libres en sus formas, materiales, temas y expresión de los mismos. Se busca la crudeza, la naturalidad, el reflejo del mundo interior del artista, prácticamente la inconsciencia. Seguramente, muchas personas lo consideren feo o de mal gusto pero es un ejemplo de expresividad en estado puro. Ahora mismo, Les Halles expone su tercera selección de obras de la revista Hey!. El centro organiza conferencias, cineforum, actuaciones musicales y tiene una maravillosa librería y una cafetería con una enorme carta de tés e infusiones y unos pasteles exquisitos, quizá para compensar la brutalidad del arte con un poco de azúcar. No está permitido hacer fotos en el interior de la exposición, así que os dejo con otras imágenes del lugar.

Exterior del edificio
Cafetería
El café y el pastel de chocolate eran buenísimos

Pero Montmartre no es sólo lugar para exponer arte, sino también para comprarlo. En lo más alto de la colina están los pintores que venden sus obras en la place du Tertre pero también varias galerías que venden arte clásico, obras de cerámica y reproducciones de obras famosas. También hay algunas galerías que venden arte contemporáneo pero, sobre todo, se sitúan en la parte más baja del barrio: hay varias en la calle Lepic y en la calle Lamarck.



 Varias tiendas y galerías de arte

 Tienda de cerámica artesanal

 Carteles y reproducciones de obras 

Galería de arte contemporáneo

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